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El jengibre (Zingiber officinale) no solo es valorado por sus propiedades culinarias y medicinales, sino también por su creciente demanda en mercados globales. Aquí te comparto algunos puntos clave que destacan su potencial como producto de exportación:

Alta demanda mundial

El jengibre ha visto un aumento sostenido en consumo en regiones como Europa, Norteamérica y Medio Oriente, donde es utilizado en gastronomía, medicina natural, suplementos, y cosmética. Esta diversificación lo convierte en un producto atractivo para exportadores que buscan mercados versátiles.

Reconocimiento en comercio internacional

Según datos de FAO y Trademap, países como India, China, Nigeria y Perú lideran la producción, pero mercados emergentes como Ecuador y Brasil han ampliado su presencia gracias a buenas prácticas agrícolas y certificaciones fitosanitarias. América Latina se posiciona como un proveedor competitivo en calidad y trazabilidad.

Ventajas logísticas y de cultivo

El jengibre se adapta a climas tropicales y subtropicales, lo que permite su cultivo en diversas regiones de América Latina. Su capacidad de conservación postcosecha, especialmente en formato fresco, seco o pulverizado, facilita su exportación sin requerir refrigeración intensiva.

Valor agregado

Exportar jengibre puede ir más allá del producto en bruto. Aceites esenciales, extractos concentrados, infusiones, y productos listos para consumo representan oportunidades de diversificación que aumentan el margen de ganancia y mejoran la competitividad.

Tendencias de consumo consciente

Los consumidores globales buscan cada vez más productos naturales, funcionales y sostenibles. El jengibre cumple con estas exigencias, siendo considerado un “superalimento” por su efecto antiinflamatorio, digestivo y antioxidante.